El acoso laboral o mobbing: una realidad que no debes ignorar
El acoso laboral, o mobbing, es una realidad desafortunada en algunas empresas. Consiste en una violencia psicológica sostenida en el entorno de trabajo, ejercida por compañeros o superiores, con el objetivo de intimidar, humillar o aislar a la víctima. Se manifiesta en conductas como insultos reiterados, burlas, difusión de rumores, marginación deliberada, sobrecarga de tareas inútiles o menosprecio constante de su trabajo.
Es importante señalar que no existe una figura específica de “acoso laboral” en el Código Penal español, pero estas conductas pueden encajar en diversos ilícitos (como coacciones, injurias, delitos contra la integridad moral) y, en todo caso, vulneran gravemente los derechos del trabajador. De hecho, la OIT ha afirmado que este tipo de acoso puede constituir una violación de derechos humanos y es “inaceptable e incompatible con el trabajo decente”.
Señales de alarma
Si en tu empleo te sientes en una “pesadilla” diaria, fíjate en ciertos indicios: ataques continuos a tu reputación profesional (críticas desproporcionadas, ridiculizaciones), aislamiento social (no te convocan a reuniones, te ignoran), asignación de tareas humillantes o imposibles, gritos o insultos, o incluso efectos en tu salud (ansiedad, depresión, insomnio).
La clave es la persistencia y sistematicidad de esas conductas en el tiempo. Un mal día lo tiene cualquiera, pero el acoso laboral implica una campaña prolongada de hostigamiento.
¿Qué hacer si eres víctima?
Ante todo, no sufras en silencio. La ley ampara al trabajador en estas situaciones. Hay varios pasos recomendados: recopila pruebas de las situaciones de acoso (correos electrónicos ofensivos, mensajes, testigos entre compañeros, reportes médicos de estrés, etc.). Luego, informa por escrito a la empresa de lo que ocurre, solicitando que active el protocolo de acoso laboral si lo tiene.
Las empresas en España están obligadas a proteger la dignidad de sus empleados; de hecho, aquellas de más de 50 trabajadores deben contar con un canal interno de denuncias o protocolo para estos casos. Si la empresa no toma medidas y el acoso persiste, el siguiente paso es denunciar ante la Inspección de Trabajo (órgano administrativo) o presentar una demanda judicial laboral ante el Juzgado de lo Social. La Inspección investigará y puede sancionar a la empresa, mientras que en sede judicial se puede solicitar la extinción indemnizada de tu contrato por incumplimiento grave del empresario (lo que equivale a un despido improcedente pero solicitado por el trabajador).
En paralelo, si los hechos son muy graves, cabe interponer una denuncia penal (por ejemplo, por delito contra la integridad moral, lesiones psíquicas, etc.).
Derechos de la víctima
Un trabajador acosado puede rescindir su contrato y exigir la indemnización máxima por despido improcedente (33 días de salario por año trabajado) sin perder el derecho al paro. Asimismo, puede reclamar daños y perjuicios por el sufrimiento moral sufrido. Todo ello requiere acreditar la situación de acoso, de ahí la importancia de las pruebas.
Los tribunales valoran informes psicológicos, correos o mensajes, testimonios, y también si el trabajador acudió al médico por ansiedad o pidió baja laboral por esta causa.
En suma, el mobbing es una realidad grave pero no insoluble. La ley española y los tribunales cada vez tienen más sensibilidad frente al acoso laboral. Si lo sufres, busca apoyo (legal y psicológico), documenta todo y actúa. Nadie debe soportar la tiranía en el trabajo: tu dignidad y salud mental están por encima de cualquier empleo. Las empresas, por su parte, deben ser proactivas en prevenir estas conductas, pues están obligadas legalmente a garantizar un entorno libre de acoso.

